Vamos a guardar en un tarro todas las palabras
bonitas,
aquellas que hemos oído y jamás hemos olvidado. Las que nos han llenado. Las que
nos han salvado. Las que realmente nos han aportado algo. Así, en los momentos de bajoncillo,
podremos quitar la tapa y sacar unas cuantas. Para que nos animen y
reconforten, y después… volvemos a guardarlas, para tenerlas
siempre a mano en caso de necesidad.
Graias
a Almas de Colores, por compartir eso tan
bonito.
Marian
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