martes, 30 de abril de 2013

La libertad de la montaña



Y todos los besos se concentraron en esos labios solitarios.
Y todas las caricias se reunieron en ese cuerpo dolido de silencios.
Y todas las exclamaciones se entremezclaron en sus oídos.
Y cuando los latidos fueron más espesos que sus suspiros.
Llenaron el aire de olores, de música, de miradas,
de palabras, de suavidades, de sonrisas.
Y el mundo desapareció en un instante.
Y sus pupilas volvieron a reír.
Y la libertad de la montaña se apoderó de ellos.
Y no tuvieron que buscar la magia.
Ellos eran la misma magia.
Que el afán por descubrir, por gozar, por soñar, por amar, por sentir...no nos falte.
Carmen Sánchez Molina

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