Yo lo he experimentado en mi propio cuerpo, en mi mente y en mi
alma y se por propia experiencia que el poder de movernos con la música es tremendo,
además de muy gratificante. Nunca hubiera podido imaginar (porque yo era de las
que no bailaba) que moverme con la música fuera tan mágico… que pudiera
ayudarme a cambiar mi actitud: ante la vida, ante mi misma y ante los demás…
Esa magia ha sido demostrada por estudios científicos, y aquí nos
cuentan sus conclusiones:
Los estudios han desvelado que una
de las claves de la felicidad y la satisfacción con la vida se encuentra
precisamente en la pista de baile.
… quienes bailaban con frecuencia no solo
reportaban sentirse más felices sino también más satisfechos con su vida, en
especial en sus relaciones interpersonales, su salud y los logros que habían
alcanzado a lo largo de los años.
No solo
tenemos una predisposición que nos lleva a movernos al ritmo de la música sino
que bailar también mejora nuestro estado de ánimo.
Cuando
bailamos, en nuestro cerebro se liberan endorfinas, unos neurotransmisores que
generan una sensación de bienestar, relajación, alegría y empoderamiento.
Cuando nos
movemos en sintonía con el ritmo, los efectos positivos de la música se
amplifican.
La magia del
baile no se puede reducir simplemente a la química cerebral. Bailar también es
una actividad social que nos permite estar en contacto con otras personas,
compartir experiencias y conocer gente nueva, lo cual tiene un efecto muy
positivo sobre nuestra salud mental.
Por si fuera
poco, mientras nos movemos, nuestros músculos se distienden al compás de la música,
lo cual nos permite liberar las tensiones cotidianas, sobre todo las que se
acumulan en la musculatura más profunda.
¿A qué esperas para comenzar a bailar? J
Marian
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